Desde mediados del año pasado hasta la fecha, la aventura de acudir al cine a ver una cinta, en especial si se trata de algún estreno Hollywoodense, ha cambiado un poco. Ya no es suficiente con que nos paremos frente a la marquesina y elijamos qué filme ver, sino que en la mayoría de los casos podemos además escoger verla en 3D o 2D.
Si bien el formato tridimensional no es para nada nuevo y estoy segura de que la mayoría de nosotros podrá recordar cuál fue la primera cinta que vio en 3D, no es ningún secreto que últimamente ha experimentado un auge nunca antes visto, provocado en gran medida por los avances tecnológicos y por el deseo que siempre ha tenido el cine de acercarse cada vez más a la realidad.
Sin embargo, algunos expertos economistas no le auguran larga vida a este boom. Su principal argumento se basa en que los altos precios de las proyecciones tridimensionales no permite que los estudios recuperen sus inversiones de la misma forma que lo hacen con las proyecciones en 2D. Por eso, si eres de esos que no está dispuesto a permitir que el 3D muera, te dejo aquí algunos datos sobre este formato para que la próxima vez que vayas al cine lo aprecies de una forma diferente.
· Todos sabemos que desde su creación, el cine ha emulado diversas
funciones naturales del ojo humano, como la persistencia retiniana. En el 3D sucede
exactamente lo mismo: esta tecnología busca emular la función conocida como visión estereoscópica, que permite que el
cerebro integre en una sola imagen lo que es captado por el ojo derecho y por
el izquierdo.
·
Cuando se inventó el cine en
tercera dimensión, el secreto para una proyección exitosa estaba en los
colores. Se utilizaban dos imágenes sobrepuestas, cada una con una proporción
de color diferente. Por su parte, los espectadores utilizaban unas gafas
especiales cubiertas por celofán semitransparente, rojo para un ojo y azul para
el otro, equilibrando así la diferencia de color del celuliode. Sin embargo, a
pesar de lo simple del sistema, resultaba complicado sincronizar las cintas que
serían proyectadas. Actualmente existen 3 diferentes sistemas de proyección en
3D, pero todas continúan enviando dos imágenes individuales: una para el ojo
derecho y otra para el izquierdo.
·
El cine en tercera dimensión
tiene sus raíces en un aparato llamado Estereoscopio, creado por Sir Charles Wheatstone en 1838. Éste invento utilizaba una serie de
espejos para mostrar dos imágenes ligeramente diferentes y conseguir así la
ilusión tridimensional.
·
La primera película de la
historia del cine hecha en 3D llegó a las salas en 1922 y se llamó The Power of Love. Dirigida por Nat G. Deverich y Harry K. Fairfall, contaba la historia de Don
Almeida, un hombre que por cuestiones económicas se ve obligado a casar a su
hija con alguien que ella no ama. Para conseguir el efecto 3D, sus creadores
idearon un sistema en el que se sincronizaban dos proyectores a la vez. A pesar
de haber significado un gran avance tecnológico, el filme fue un fracaso de
taquilla.
·
En los últimos años, uno de
los grandes renovadores del 3D ha sido el director James Cameron, quién en el 2000 comenzó a desarrollar una nueva cámara que
suplantara la técnica existente, basado en la teoría de que los nuevos
proyectores digitales tenían una velocidad de encuadre suficientemente elevada,
que permitía proyectar hacia el ojo derecho e izquierdo simultáneamente. De
igual forma, el director de Avatar propone que las cintas pensadas
para proyectarse en tercera dimensión sean filmadas originalmente en este
formato, en vez de realizar una conversión en post- producción.
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