BIOGRAFÍA

lunes, 14 de marzo de 2011

EL CINE EN LOS TIEMPOS DEL INTERNET

Hace algunos días estaba echando un vistazo a algunos blogs de cine que suelo visitar y cuando llegué a uno de mis favoritos, el de Nacho Vigalondo (para aquellos que no lo conocen, es un carismático director español) me topé con una noticia que me dejó boquiabierta: el blog sería cerrado.
Después de recuperarme de la impresión, empecé a leer los post atrasados y me enteré de que el motivo por el cual no pretendía postear más estaba relacionado con un mensaje incómodo que el director había publicado en Twitter algunos días atrás. En “circunstancias más festivas que otra cosa”, como él mismo comenta, se le ocurrió postear el siguiente enunciado: “El holocausto fue un montaje”. Lo que siguió fue un escándalo totalmente sacado de proporciones, que provocó la clausura de un blog realmente divertido y útil, sobre todo para aquellos que nos gusta el cine un poco más que a la mayoría.
Después de leer semejante historia (y aquí les dejo el link del difunto blog por si quieren enterarse de todo el chisme) no pude evitar pensar en el poder que tienen hoy en día este tipo de redes sociales y el Internet en general y su relación con el cine. Tal pareciera que uno se alimenta del otro.
Fue justo entonces cuando me acordé de otro caso, también relacionado con un realizador español, Alex de la Iglesia, quien además fue presidente de la Academia de cine de ese país. Durante la pasada entrega del premio Goya, dio un interesante discurso donde afirmó “Internet es la salvación de nuestro cine”. Curiosamente, este discurso también generó miles de comentarios en Twitter, Facebook y fue todo un hit en Youtube... irónicamente, su última cinta Balada triste de trompeta se filtró en la red pocos días después, y en algunas escenas se podía ver el sello de agua: “Copia para los miembros de la Academia”. Todo parece indicar que sus mismos colegas fueron los encargados de “distribuir” la peli.
Sin embargo, esto no fue más que la consecuencia de una serie de diferencias que habían surgido entre de la Iglesia y otros cineastas: Todo comenzó a partir de una polémica ley aprobada en España, la Ley Sinde, en la se que permite el cierre de páginas de Internet que distribuyan sin autorización material que posee derechos de autor. Mientras la mayoría de los artistas españoles estaban a punto de iniciar la fiesta, Alex (quien se ha declarado fan de bajar pelis de la red, en especial porno) montó en cólera.
De la Iglesia, que siempre me ha parecido alguien muy inteligente y coherente, opina que ya es hora de encontrar la forma de distribuir el cine en la red, no de forma gratuita, pero si con un pago accesible. Algo parecido a lo que ocurre con la música. A esto se refería la noche de los Goyas cuando lanzó aquella famosa frase que causó pánico y admiración a vez. Como él mismo dijo “el Internet no es el futuro, es el presente”. Y la realidad es que si bien el cine se hace para ser visto en una sala a oscuras, como defienden la mayoría de los realizadores, el mundo ha cambiado, y ver una peli desde tu compu se ha vuelto costumbre en millones de personas que no tienen deseos de salir de casa o simplemente, de gastar cientos de pesos en una visita a una sala de cine.
Páginas como youtube.com se han convertido en los últimos años en la puerta para que jóvenes cineastas comiencen su carrera. En el 2009 una noticia recorrió los diarios del mundo: un chico uruguayo había realizado un corto que causó sensación en dicho portal y los estudios hollywoodenses habían puesto los ojos en él. Él se llama Federico Álvarez, y había firmado con la productora nada más y nada menos que de Sam Raimi. Su principal mérito fue contar una historia en la que unos robots gigantes atacaban Montevideo, con un presupuesto de risa. Sin embargo, el talento del nuevo director no estaba a discusión.
Por ahora, la polémica sigue sobre la mesa y algunas páginas ya han sido cerradas. Sin embargo, no es de extrañar que en poco tiempo, la propuesta de Alex de la Iglesia deje de ser un sueño para convertirse en una realidad, y sea la puerta para infinidad de nuevas aventuras cinematográficas.